¿Alguna vez escuchaste hablar del milk tea, bubble tea, boba tea o té de perlas? Según yo, estuvo de moda hace algunos años y después como que se volvió tan común que la gente dejó de hablar de él. Pero les tengo noticias, la tendencia está regresando, lo cual es increíble ya que es d e l i c i o s o.

Se dice que el té de perlas nació en Taiwán a finales de los años 80 en un pequeño puesto de té, pero es importante mencionar que en esta historia son dos casas de té las que dicen ser los creadores: la de Chun Shui Tang y la de Hanlin. De cualquier forma, la bebida fue tan exitosa que se expandió rápidamente, primero dentro de Asia para después brincar entre continentes. 

En un inicio esta bebida era tan simple como agregar leche o yogurt a una base fría o caliente de té verde, rojo o negro y rematar con bolitas de tapioca las cuales están hechas de almidón que se extrae de la raíz de la mandioca. Actualmente existen otros ingredientes opcionales como gomitas de coco, de sábila e incluso de pudding, pero como lo mío es lo tradicional, seguiré hablando de la tapioca.

Lo más cool de las bolitas de tapioca es que a pesar de estar sumergidas en una especie de miel, adoptan el sabor del té que estás tomando, así que al final es como si te comieras el té en una textura que coexiste en algún lugar entre la gelatina y las gomitas de osito. Aquí viene la parte divertida, cuando tienes armada tu bebida y se encuentra completamente sellada al vacío, debes agitarla de tal forma que se mezclen los ingredientes perfectamente para después disfrutarla con la ayuda de un popote super gordo (biodegradable, claro).

Para esta aventura conté con la asesoría de una amigo de Hong Kong, experto en milk tea, o por lo menos eso me dijo. Habiendo tantas opciones en la CDMX, y con el nervio de impresionar a un extranjero, terminé dejándolo escoger un lugar a él, ya si no estaba bueno no iba a ser mi culpa. Para mi buena suerte escogió un lugar muy cercano a mi casa, a unos minutos del Barrio Chino de la CDMX, el cual tiene la fama de ser el más pequeño del mundo, guarden dato. 

El lugar que seleccionó se llama Chatime y es una de las franquicias más grandes de bubble tea en el mundo. Tiene más de 2,500 puntos de venta en 38 países, lo cual es impresionante para una cadena de este tipo. Aunque yo ya había probado el milk tea antes dejé que escogiera por mi el que según él es el que piden más en Hong Kong: azúcar morena latte con perlas de de tapioca y gelatina de coco. Él pidió uno tradicional con dulzura de 40%. Mi veredicto es que el mío era mejor, pero en gustos se rompen géneros. 

En el lugar también vendían unos waffles con burbujas rellenos de fruta y crema batida que,  según me cuentan, son lo máximo entre la gente que ama lo dulce, lo cual no es mi caso. Si quieres saber más de este lugar aquí te dejo el link, pero te adelanto que su menú es e n o r m e, así que estoy segura de que algo encontraran.

A continuación les dejo algunas fotitos de la aventura y del Chinatown más pequeño del mundo del cual seguro les hablaré más adelante: