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Desde chiquitos escuchamos miles de cosas sobre el cuidado de la piel, en ocasiones estas son solo mitos, pero crecemos pensando que son ciertas y llevando nuestra rutina por ese camino.
¡No te preocupes! Creo que muchos hemos caído, es por eso que hoy vengo a desenmascarar las más comunes.
Uno de los mitos más comunes (y de los más errados).
Puntualmente, el único momento en el que el SPF no es necesario es de noche. De no ser así, hasta estando en tu casita es necesario aplicarlo y sobre todo, reaplicarlo cada dos horas.
Recuerda que aunque haya momentos que no veas el sol los rayos UV siguen ahí, esos rayos son los que causan el envejecimiento prematuro.
Tu carita siempre necesita hidratación, incluso si es grasa. De hecho, el no hidratar puede ocasionar más grasa ya que tu piel estará buscando cómo hidratarse naturalmente y esa grasa, de mano con la suciedad o restos de maquillaje puede convertirse en granitos y poros obstruidos.
No hay evidencia científica concreta de que beber más o menos agua sea bueno o malo para la piel. Si bien beber más agua puede ser bueno para el funcionamiento de nuestro cuerpo en general la piel no la absorbe directamente.
Primero hidrata nuestras células, ya que es absorbido por el torrente sanguíneo y filtrado por los riñones, lo que ayuda a hidratar nuestro cuerpo en general.
En resumen, tomar agua es bueno para tu cuerpo en general, no para tu piel específicamente, así que mantente hidratad@.
Esto es un gran mito en el que todos caemos, y la realidad es que no. Tu piel puede reaccionar bien a 10 productos o a 4. Lo importante es seguir los conceptos básicos que son:
Limpiar, hidratar y proteger del sol.
Todo lo demás es un plus o sirve para tratar problemas más específicos.
Definitivamente no. Si un producto te está causando molestia lo primero que debes de hacer es suspenderlo. El ardor, picazón o irritación no es algo normal, por lo que siempre debemos de estar muy atent@s cuando estamos integrando algo nuevo a nuestra rutina.
Totalmente un mito. El acné puede aparecer en cualquier etapa de la vida, aunque durante la pubertad es cuando puede ser más común debido a los cambios hormonales.