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¿Alguna vez te has preguntado cuál es la diferencia de la rutina de día y de noche, o por qué es necesario dividirla de esta forma? Si tu respuesta es sí, esta entrada definitivamente es para ti.
Antes que nada es importante dejar claro que así como tu piel tiene distintas necesidades en los cambios de estaciones o de climas, también esto ocurre durante el día. No significa que tu rutina cambia totalmente, sino que hay distintas formas de aprovechar mejor tus productos.
Para resumirlo de una manera sencilla, la rutina del día tiene como objetivo principal la protección de las fuerzas externas, como el clima, el sol brillante y la contaminación ambiental. Mientras que la rutina de noche está enfocada en la reparación y en aportar a tu piel lo necesario durante el proceso regenerativo del sueño.
A esto también hay que sumarle otro factor: el tiempo. Siendo honest@s, es probable que de noche tengamos un poco más de tiempo para extendernos y aplicarnos mascarillas o agregar pasos extras, lo cual es bastante conveniente.
Cleanser:
Este primer paso te servirá para eliminar el sudor y los productos que usaste la noche anterior para que puedas continuar con la rutina con tu carita limpia.
Tónico:
Preparará tu piel y eliminará el resto de la suciedad que no se haya ido durante la limpieza.
Esencia:
Si aún no lo conoces, este producto es más concentrado que un tónico, pero menos pesado que un suero. Actúa a nivel celular por lo que podrás ver resultados rápido. Muchos dicen que es el paso más importante para los coreanos, pues brinda esa hidratación que hará la diferencia, y está enriquecido con numerosos activos que aumentan la elasticidad y le dan firmeza a la piel.
Suero:
Uno de mis pasos favoritos, ayudará a tu piel con los problemas específicos que puedas tener al ser un compuesto super concentrado. Durante el día recomiendo usar sueros suaves o con propiedades hidratantes para mantener la humedad de la piel.
Hidratante:
¡Ya tienes la humedad, no la dejes escapar! Este paso para mi es el que sella todo el proceso, y es indispensable no saltarselo ya que tu piel lo necesitará a lo largo del día.
SPF:
En una rutina de día el SPF no puede faltar, ya que es el encargado de proteger tu piel de los rayos UV y por lo tanto, del envejecimiento prematuro. Recuerda reaplicarlo cada dos horas.
Doble limpieza:
Si te preguntabas cuál era el momento para la doble limpieza, es este.
Aplica un bálsamo o desmaquillante y después tu cleanser favorito, esto eliminará los restos de maquillaje y suciedad de la piel.
Exfoliante:
Este paso es opcional ya que podría ir en cualquiera de los dos horarios, pero yo lo prefiero de noche, te diré por qué. El punto número uno es el tiempo, ya que por la mañana me parece complicado seguir este paso, pero esto es algo a nivel personal. La segunda razón por la que lo hago así es porque después de la exfoliación la piel queda un poco sensible y exponerla al sol podría irritarla. Pero como lo dije arriba, esta es una elección personal.
Tónico:
El tónico tendrá la misma función que tiene durante el día: limpiar, equilibrar el ph y preparar tu piel para los siguientes productos.
Suero:
Elige sueros que combatan los efectos de la contaminación o que iluminen la piel. Usar un suero rico en antioxidantes con vitamina C por la noche ayudará a que tu piel se regenere mientras duerme, contrarrestando las líneas finas y las imperfecciones.
Hidratante:
Durante el sueño, la pérdida de agua transepidérmica de la piel aumenta, lo que significa que la humedad se elimina de la piel mientras dormimos. Es por eso que este paso es muy importante. Puedes escoger una opción más pesada que la usarías durante el día.
Mascarilla:
Siguiendo el paso anterior, dale a tu piel la máxima hidratación mientras duermes. Este paso puedes hacerlo de dos a tres veces de semana y ayudará a que tu piel se prepare para el día siguiente.