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El acné es bastante molesto, lo sé. Y es muy fácil pensar que basta con hacer lo posible para deshacerse de él, pero lamentablemente no, ya que en muchos casos se va dejando un rastro: marcas y cicatrices.
Si bien no existe una varita mágica que pueda eliminarlas de la noche a la mañana, hay forma de disminuir su apariencia y en los mejores casos, deshacerte de ellas. No te desesperes, la clave está en la constancia.
Para tratar las marcas y cicatrices del acné, el primer paso es aprender a distinguir entre ellas. La inflamación en la piel a menudo deja una mancha o marca como parte del proceso de curación natural. Esto ocurre porque la inflamación aumenta la producción de pigmento, creando la marca que se desvanece por sí sola durante varias semanas o meses.
Estas manchas se distinguen de las cicatrices, ya que son lisas al tacto, lo que significa que no hay daño permanente al colágeno en la piel. Aquellas que persisten después de que un grano ha sanado, son causadas por una inflamación que ha interrumpido el proceso de curación natural de la piel. Por ejemplo, al pellizcarlos.
Las cicatrices del acné, por otro lado, se forman cuando hay daño en la piel que conduce a una producción anormal de colágeno. Por lo general, aparecen abultadas o sensibles al tacto. Es decir, si el daño causado por el acné es severo, el cuerpo puede responder creando demasiado tejido o muy poco tejido. La producción en exceso forma una cicatriz queloide o hipertrófica, y muy poco tejido conduce a esa depresión en la piel o cicatriz atrófica. Lamento decirte que este tipo de cicatrices normalmente necesitan de un tratamiento más profundo y lo mejor es consultar a tu dermatólogo.
Es difícil determinar qué es lo que hace que una mancha o marca se convierta en cicatriz, pues esto depende de distintos factores, incluso genéticos, pero hay hábitos que pueden beneficiar a los dos tipos, como una limpieza adecuada y el uso constante de protector solar.
La rutina es la clave. Lo primero, ante todo, es aguantar las ganas de exprimirte ese granito. Lo sé, es difícil, pero es lo que más ayuda; tu piel no necesita que la maltrates más, créeme.
Ahora sí, la rutina:
Recuerda mantener tu carita limpia. Lávala dos veces al día para evitar que tus granitos se infecten. Utiliza un limpiador con ácido salicílico para obtener el doble de beneficiosos, pues además de limpiar, te ayudará a tratar los brotes existentes.
Exfoliar de 1 a 2 veces por semana te ayudará a eliminar células muertas, evitando que se acumulen y puedan infectar tus granitos.
Súper necesario. Nunca olvides aplicarlo y re aplicarlo cada 3 horas, ya que es el mejor aliado para prevenir manchas.
Si no resistes la tentación de “eliminar ese granito”, utiliza pimple patches, éstos se encargará de las pequeñas imperfecciones curándolas más rápido sin ser agresivo.
Utiliza un AHA por las noches
Exfolia suavemente y mejorar la textura de tu piel.
Vitamina C por las mañanas
Te ayudará a reducir las manchas y pigmentación.
Ceramidas
Las ceramidas fortalecen la barrera natural de la piel, no solo para repararla, si no para prevenir futuras imperfecciones.
Es importante ser realista y comprender que la mayoría de las cicatrices no se pueden borrar por completo. Sin embargo, se pueden lograr muchas mejoras con la combinación de tratamientos adecuados. Recuerda consultar a tu dermatólogo si crees que estás pasando por un caso complicado de cicatrices y marcas.
Y por último y lo más importante: Date mucho amor. Recuerda que ninguna piel es perfecta, no dejes que las marcas te desanimen ya que nunca te van a definir como persona.